Pequeñas y deliciosas, las frambuesas son el fruto de un arbusto perenne nativo de Europa y del norte de Asia, el «rubus idaeus», conocido como frambueso. Pueden encontrarse en los bosques silvestres y es en verano cuando este delicado fruto rojo está en su punto óptimo de maduración aunque también puede degustarse en otoño.
Durante siglos se recolecto la frambuesasilvestre y se hacía por motivos médicos, no alimentarios. Fue a partir del siglo XV cuando comenzó a cultivarse de forma sistemática y desde entonces se han venido realizando selecciones para dar lugar a variedades de mayor tamaño y con más jugo. En el siglo XVI era fácil encontrar frambuesos en los jardines ingleses.
Aunque identificamos la frambuesa con el color rojo, se pueden encontrar también amarillas y negras, incluso anaranjadas y blancas. Se trata de una fruta muy perecedera en la que proliferan los mohos y hongos a las pocas horas de su recolección por lo que deben conservarse en el frigorífico donde durarán entre dos y tres días.
En general, si no están sucias, no se aconseja lavar las frambuesas ya que absorben mucha agua, se reblandecen y pierden sabor con facilidad. En cualquier caso, ha de hacerse con poca agua, de manera muy delicada, sin colocarla debajo del chorro directo y hacerlo inmediatamente antes de su consumo para mantenerlas en estado óptimo.
Se trata de una fruta muy versátil, ideal para tomar frescas o para utilizar en preparaciones tanto dulces como saladas. Deliciosas en tartaletas con crema, resultan también perfectas combinadas con chocolate. También se utilizan para acompañar platos de carne, especialmente en aquellas con sabores potentes como la caza o el pato.
La frambuesa tiene numerosas propiedades y destaca de manera especial su alta capacidad antioxidante, es decir, cuenta con elementos que previenen la oxidación o envejecimiento de las células y de los tejidos, bloqueando el efecto nocivo de los radicales libres.
Beneficios
Contraindicaciones