Tanto el asma como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) pueden ser difíciles de diagnosticar, y los episodios de sedación o hipoventilación provocados por fármacos a menudo se pasan por alto como causas de exacerbaciones agudas en estas afecciones, según una carta publicada en The Lancet Respiratory Medicine.
Llega el buen tiempo y con este se aproximan días de salidas con amigos y familiares. Y es que, la primavera y el verano son las estaciones predilectas para todo tipo de eventos como las bodas, los bautizos y las comuniones, sin olvidar, la cercanía del verano y las consecuentes vacaciones.
Según un nuevo estudio, el consumo de alcohol, incluso en niveles que la mayoría consideraría moderados (unas cuantas cervezas o copas de vino a la semana), también puede conllevar riesgos para el cerebro.
Las sustancias volátiles tales como el tolueno, el cual se encuentra presente en muchos productos de limpieza de uso común en las casas, o en otros productos de manufactura, tales como gomas de pegar, conocida entre los adictos a la inhalación de la misma como “pega”, son muy comúnmente utilizados por muchos niños y adolescentes para generar estados de euforia temporal y el uso continuado de estas sustancias inhalantes los conduce a un condicionamiento de uso y a la adicción a la inhalación del tolueno, sustancia química, la cual es un hidrocarburo líquido análogo al benceno, esta sustancia es empleada como solvente en la preparación de diversos colorantes, medicamentos y materiales de limpieza entre otros, principalmente es usado en la fabricación del trinitrotolueno.
La cocaína es una sustancia química que actúa a nivel del sistema nervioso central y de manera muy particular activa la producción de la dopamina, la cual es una sustancia neurotransmisora que se produce a lo largo del llamado sistema dopaminérgico del cerebro medio o sistema límbico. El uso continuado de la cocaína lleva a trastornos físicos y mentales importantes en aquella persona que la consume, quien a través de un proceso de tolerancia al consumo de esta sustancia química, pasa a un proceso de adicción que la lleva a ser una persona dependiente del consumo de esta sustancia, terminando en un abuso continuado de la misma, lo que de manera progresiva y crónica, la arrastra a muchas consecuencias, como el deterioro de su persona, deterioro con palabras mayúsculas, pues realmente hasta la voluntad de vivir y de disfrutar los momentos de la vida van progresivamente desapareciendo a lo largo del proceso de drogadicción.
El alcoholismo, también conocido como dependencia del alcohol, es una enfermedad que incluye los siguientes cuatro síntomas: Deseo insaciable: una gran necesidad o deseo compulsivo de beber alcohol. Pérdida de control: la incapacidad de dejar de beber alcohol una vez que se haya comenzado. Dependencia física: síndrome de abstinencia, con síntomas tales como náuseas, sudor, temblores y ansiedad, que ocurren cuando se deja de beber alcohol. Tolerancia: la necesidad de beber cada vez más cantidad de alcohol a fin de sentirse eufórico.