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Los médicos que no hablan sobre el sexo anal pueden poner en riesgo a las mujeres

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Los médicos que no hablan sobre el sexo anal pueden poner en riesgo a las mujeres


La renuencia de los médicos a discutir los posibles daños del sexo anal puede estar dejando desprotegida a una generación de mujeres jóvenes que desconocen los riesgos, escribieron dos investigadoras del Reino Unido en un artículo de opinión publicado en The BMJ.

No discutir el tema "expone a las mujeres a diagnósticos erróneos, tratamientos inútiles y daños adicionales derivados de la falta de asesoría médica", escribieron las Dras. Tabitha Gana y Lesley Hunt, de la Sheffield Teaching Hospitals NHS Foundation Trust y el Northern General Hospital, en Sheffield, Reino Unido.

En su opinión, los profesionales de la salud, en particular los de medicina general, gastroenterología y cirugía colorrectal, "tienen el deber de reconocer los cambios en la sociedad en torno al sexo anal en mujeres jóvenes y enfrentar estos cambios con conversaciones abiertas, neutrales y sin prejuicios para garantizar que todas las mujeres tengan la información que necesitan para tomar decisiones informadas sobre el sexo".

Preguntar sobre el sexo anal es una práctica estándar en las clínicas de medicina genitourinaria, pero es menos frecuente en las clínicas de la práctica general y colorrectal, señalaron.

Ya no es tabú

El sexo anal es cada vez más común entre las parejas heterosexuales jóvenes. En el Reino Unido, la participación en relaciones sexuales anales heterosexuales entre personas de 16 a 24 años aumentó de alrededor de 13% a 29% en las últimas décadas, según datos de encuestas nacionales.

Lo mismo está sucediendo en Estados Unidos, donde las investigaciones sugieren que entre 30% y 44% de los hombres y las mujeres informaron practicar sexo anal.

La motivación individual para el sexo anal varía. Las mujeres jóvenes citan el placer, la curiosidad, complacer a los compañeros masculinos y la coerción como factores. Hasta 25% de las mujeres con experiencia en sexo anal informaron que han sido presionadas a realizarlo al menos una vez, compartieron las Dras. Gana y Hunt.

Sin embargo, debido a su asociación con el alcohol, el consumo de drogas y múltiples parejas sexuales, el coito anal se considera una conducta sexual de riesgo.

También se asocia con problemas de salud específicos, indicaron las Dras. Gana y Hunt, incluyendo incontinencia fecal y lesión del esfínter anal, informados en mujeres que tienen relaciones sexuales anales. Cuando se trata de incontinencia, las mujeres corren un mayor riesgo que los hombres debido a su diferente anatomía y los efectos de las hormonas, el embarazo y el parto en el piso pélvico.

"Las mujeres tienen esfínteres anales menos robustos y menor presión en el canal anal que los hombres y, por lo tanto, el daño causado por la penetración anal es mayor", anotaron las Dras. Gana y Hunt.

"El dolor y el sangrado que reportan las mujeres después del sexo anal es indicativo de un trauma y los riesgos pueden aumentar si es forzado", agregaron.

El conocimiento de los factores de riesgo subyacentes y un buen historial son claves para el manejo efectivo de los trastornos anorrectales, dijeron.

A las Dras. Gana y Hunt les preocupa que los médicos puedan resistirse a hablar sobre el sexo anal, influenciados por los tabúes de la sociedad.

Actualmente, la información de los pacientes del National Health Service (NHS) sobre el sexo anal considera solo las infecciones de transmisión sexual, sin mencionar el trauma anal, la incontinencia o las secuelas psicológicas de ser forzado a tener sexo anal.

"Puede que no sea solo la evasión o el estigma lo que impide que los profesionales de la salud hablen con las mujeres jóvenes sobre los riesgos del sexo anal. Existe una preocupación genuina de que el mensaje pueda ser visto como crítico o incluso malinterpretado como homofóbico", escribieron las Dras. Gana y Hunt.

"Sin embargo, al evitar estas conversaciones, podemos estar fallando a una generación de mujeres jóvenes que desconocen los riesgos", agregaron.

"Con mejor información, las mujeres que desean tener sexo anal podrían protegerse de manera más efectiva de posibles daños, y aquellas que aceptan practicar sexo anal a regañadientes para cumplir con las expectativas de la sociedad o complacer a sus parejas pueden sentirse más capacitadas para decir que no", finalizaron las Dras. Gana y Hunt.


Créditos:
Fuente: Medscape
Imágen principal: Racool_studio Freepik


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