Tratamiento del acné en la mujer adulta

El acné en las mujeres puede persistir desde la adolescencia o manifestarse por primera vez en la edad adulta y a menudo se asocia con ansiedad y depresión. Factores genéticos y hormonales contribuyen a su etiopatogenia, siendo necesario un tratamiento de mantenimiento, habitualmente durante años, debido a su evolución clínica.

Todos los principios centrales del manejo del acné también se pueden aplicar durante el tratamiento del acné femenino adulto. Sin embargo, se deben tener en cuenta algunas consideraciones adicionales durante el curso del tratamiento.Las mujeres ≥ 25 años tienden a tener tasas más altas de fracaso del tratamiento: ≈82% de los fracasos del tratamiento involucran ciclos múltiples de antibióticos sistémicos y ≈32% ocurren después del tratamiento con isotretinoína. Cuando la recurrencia de las lesiones del acné se produce poco después de un curso de isotretinoína debe surgir la sospecha de un trastorno endocrinológico subyacente y realizarse una investigación adecuada.

Asimismo, es necesario considerar otros factores cuando se trata a una paciente adulta con acné, como extensión, gravedad y duración del acné, respuesta a tratamientos anteriores, alto impacto psicosocial de esta enfermedad, aumento de la sensibilidad de la piel con una mayor probabilidad de irritación, posibilidad de embarazo, predisposición a la cicatrización e hiperpigmentación posinflamatoria, así como preferencias de las pacientes y costos del tratamiento.

Las terapias tópicas pueden usarse como monoterapia o en combinación con otros agentes tópicos e incluso agentes orales, para atacar todos los factores implicados en la patogenia del acné.

Los agentes tópicos disponibles incluyen retinoides tópicos, antibióticos, peróxido de benzoílo, ácido azelaico y dapsona, así como varias combinaciones de dosis fijas de estos ingredientes activos.

Los retinoides tópicos que han sido aprobados por la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos son adapaleno, tazaroteno y tretinoína. Estos agentes ayudan a normalizar la queratinización folicular y disminuyen la cohesión de los queratinocitos; al hacerlo reducen la oclusión folicular y la formación de comedones. También compiten con factores involucrados en la respuesta inflamatoria del acné, mejoran la penetración de otros fármacos tópicos y aceleran la resolución de la hiperpigmentación posinflamatoria, sin embargo, su uso debe ajustarse a la piel de pacientes mayores que pueden ser susceptibles a irritación.