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Vínculo genético se suma a la teoría del eje intestino-cerebro en la enfermedad de Alzheimer

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Vínculo genético se suma a la teoría del eje intestino-cerebro en la enfermedad de Alzheimer


Los mismos genes que envían a las personas al baño por una manifestación aguda del síndrome del intestino irritable pueden estar involucrados en la salud del cerebro en el futuro, según un nuevo estudio. Los investigadores han encontrado una correlación genética entre las personas con trastornos del tracto gastrointestinal y la enfermedad de Alzheimer.

Al analizar años de datos genéticos de estudios de enfermedad de Alzheimer y datos similares de seis trastornos del tracto gastrointestinal, los científicos del Centro de Salud de Precisión de la Edith Cowan University en Australia encontraron que muchos genes específicos de enfermedades compartían los mismos loci, o ubicación cromosómica, en cada grupo.

Los investigadores compartieron que es la primera mirada integral a la relación genética entre estos trastornos. Antes de esto, se creía ampliamente que existía una asociación entre los trastornos gastrointestinales y la enfermedad de Alzheimer. En 2020, un estudio longitudinal señaló que las personas con síndrome del intestino irritable tenían seis veces más probabilidades de tener enfermedad de Alzheimer, pero el eje intestino-cerebro aún no había sido examinado sobre una base genética.

Los autores indicaron que comprender la genética subyacente de la enfermedad de Alzheimer puede proporcionar pistas sobre cómo funciona la enfermedad, que es en gran parte un misterio. El tratamiento es cada vez más urgente en un mundo con una esperanza de vida y una incidencia de enfermedad de Alzheimer crecientes. Para 2030, más de 82 millones de personas probablemente sufrirán de Alzheimer, según el World Alzheimer Report 2015.

El estudio australiano se basó en estudios de asociación de todo el genoma realizados previamente. Buscaron datos de pacientes con enfermedad de Alzheimer, enfermedad por reflujo gastroesofágico, enfermedad de úlcera péptica, gastritis-duodenitis, síndrome del intestino irritable, diverticulosis y trastorno del intestino irritable.

La cohorte final representó a más de 450.000 personas. De los analizados, encontraron que todos los trastornos del tracto gastrointestinal, excepto el trastorno del intestino irritable, estaban correlacionados con la enfermedad de Alzheimer.

Uno de los factores biológicos que acentuó esta relación fue la cantidad de colesterol anormal en ambos conjuntos estudiados. Según el estudio, parece que el colesterol alterado era un factor de riesgo tanto para la enfermedad de Alzheimer como para los trastornos intestinales. Por lo tanto, los autores sugieren que los próximos pasos deberían investigar el uso de estatinas, como atorvastatina o lovastatina, que reducen el colesterol, para ver si ayudan a proteger el intestino y, a su vez, el cerebro.

Aunque estos resultados apuntan hacia una correlación, los investigadores advierten que no se puede establecer una relación causal entre estos dos conjuntos de trastornos. Los datos avanzan la idea del eje intestino-cerebro, pero no muestran que los problemas gastrointestinales causen enfermedad de Alzheimer o viceversa. Los hallazgos tampoco significan que alguien con enfermedad de Alzheimer siempre tendrá problemas intestinales o que una persona con problemas intestinales desarrollará enfermedad de Alzheimer.

Los autores implicaron el papel de la dieta en el mantenimiento de la salud. Destacaron en concreto la dieta mediterránea, rica en grasas naturales y vegetales.

El estudio fue apoyado de forma independiente. Los autores declararon no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.


Créditos:
Fuente: Medcape


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