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Fiebre tifoidea

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Es una infección que causa diarrea y una erupción cutánea. Es causada más comúnmente por un tipo de bacteria llamada Salmonella typhi (S typhi).

La S typhi, se propaga a través de alimentos, agua o bebidas contaminadas. Si usted come o bebe algo que esté contaminado, las bacterias ingresan al cuerpo. Viajan hacia el intestino y luego hacia el torrente sanguíneo. En la sangre, viajan a los nódulos linfáticos, la vesícula, el hígado, el bazo y otras partes del cuerpo.

Algunas personas pueden convertirse en portadores de la bacteria S typhi y continuar expulsando la bacteria en sus heces por años, diseminando la enfermedad.

La fiebre tifoidea es común en países en desarrollo. La mayoría de los casos en los Estados Unidos proviene de otros países en donde la fiebre tifoidea es común.

Los síntomas iniciales incluyen fiebre, indisposición general y dolor abdominal. A medida que empeora la enfermedad, se presenta una fiebre alta (103°F o 39.5°C) o superior y diarrea profusa.

Algunas personas presentan una erupción llamada "manchas rosas", que son pequeños puntos rojos en el abdomen y el tórax.

Otros síntomas que se presentan incluyen:

  • Heces con sangre
  • Escalofríos
  • Agitación, confusión, delirio, ver o escuchar cosas que no están ahí (alucinaciones)
  • Dificultad para prestar atención (déficit de atención)
  • Sangrado nasal
  • Fatiga intensa
  • Lentitud, letargo, sensación de debilidad

El proveedor de atención médica le realizará un examen físico y le hará preguntas acerca de los síntomas. 

Un conteo sanguíneo completo (CSC) mostrará una cantidad alta de glóbulos blancos en la sangre.

Un hemocultivo durante la primera semana de la fiebre puede mostrar la bacteria S typhi.

Otros exámenes que pueden ayudar a diagnosticar esta afección son:

  • Análisis de sangre ELISA para buscar anticuerpos contra la bacteria S typhi
  • Estudio de anticuerpos fluorescentes para buscar sustancias específicas para la bacteria S typhi
  • Conteo de plaquetas (puede ser bajo)
  • Cultivo de heces

Se pueden suministrar líquidos y electrólitos a través de una vena (vía intravenosa) o le pueden solicitar que beba agua con paquetes de electrolitos.

Se administran antibióticos para destruir las bacterias. Hay crecientes tasas de resistencia a los antibióticos en todo el mundo, de manera que su proveedor verificará las recomendaciones actuales antes de escoger un antibiótico.

Los síntomas por lo general mejoran en 2 a 4 semanas con tratamiento. El pronóstico probablemente sea bueno con tratamiento oportuno, pero se vuelve desalentador si se presentan complicaciones.

Los síntomas pueden retornar si el tratamiento no ha curado por completo la infección.

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