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Fuga de LCR

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Una pérdida de LCR es un escape del líquido que rodea el cerebro y la médula espinal. Este fluído se llama líquido cefalorraquídeo (LCR).

Cualquier ruptura o agujero en la membrana que rodea el cerebro y la médula espinal (duramadre) puede permitir que se escape el líquido que rodea esos órganos. Cuando esto sucede, desciende la presión que existe alrededor del cerebro y la médula espinal.

Las causas de la pérdida a través de la duramadre incluyen:

  • Ciertas cirugías de la cabeza, el cerebro o la columna
  • Traumatismo craneal
  • Colocación de sondas para administrar anestesia epidural o analgésicos
  • Punción raquídea (punción lumbar)

Algunas veces no se puede encontrar ninguna causa. Esto se denomina pérdida espontánea de LCR.

Los síntomas pueden incluir:

  • Un dolor de cabeza que empeora al incorporarse y mejora al acostarse. Puede estar asociado con sensibilidad a la luz, náuseas y rigidez en el cuello.
  • Drenaje de LCR del oído (rara vez).
  • Drenaje de LCR de la nariz (rara vez).

El proveedor de atención médica realizará un examen físico y le preguntará sobre sus síntomas.  Los exámenes pueden abarcar:

  • Tomografía computarizada de la cabeza con medio de contraste
  • Mielografía por tomografía computarizada
  • Resonancia magnética de la cabeza o la columna
  • Examen con radioisótopos del LCR para rastrear la pérdida

Según la causa de la fuga, muchos síntomas mejoran por sí solos después de unos cuantos días. Generalmente se recomienda guardar reposo completo durante algunos días. Tomar más líquidos, especialmente bebidas con cafeína, puede ayudar a reducir o detener la fuga y puede aliviar el dolor de cabeza.

El dolor de cabeza se puede tratar con analgésicos y líquidos. Si este dolor persiste por más de una semana después de haberse realizado una punción lumbar, se puede llevar a cabo un procedimiento para bloquear el orificio a través del cual se está presentando la fuga de líquido. Esto se denomina parche sanguíneo, debido a que se puede utilizar un coágulo de sangre para tapar la fuga. En la mayoría de los casos, esto hace que desaparezcan los síntomas. En raras ocasiones, se necesita cirugía para reparar una ruptura en la duramadre y detener el dolor de cabeza.

Si se presentan síntomas de infección (fiebre, escalofríos o cambios del estado mental), necesitan tratamiento con antibióticos.

El pronóstico es usualmente bueno dependiendo de la causa y en la mayoría de los casos se presenta una curación espontánea sin síntomas perdurables.

Si la fuga de LCR sigue reapareciendo, la presión alta del líquido cefalorraquídeo (hidrocefalia) podría ser la causa y debería tratarse.

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