Es una afección poco usual, pero grave de la hipófisis.
La hipófisis es una pequeña glándula en la base del cerebro. Esta produce muchas de las hormonas que controlan los procesos esenciales del organismo.
El infarto de la hipófisis es causado por un sangrado hacia la hipófisis o por un bloqueo en el flujo sanguíneo hacia ella. Infarto significa sangrado en un órgano o la pérdida de flujo de sangre hacia él
El infarto de la hipófisis es causado comúnmente por un sangrado dentro de un tumor no canceroso (benigno) en la hipófisis. Estos tumores son muy comunes. La hipófisis se daña cuando el tumor se agranda repentinamente y ya sea que se produzca sangrado o que bloquea el suministro de sangre hacia la hipófisis. Mientras más grande es el tumor, más alto es el riesgo de sufrir un infarto de la hipófisis.
Cuando este sangrado se presenta en una mujer durante o inmediatamente después del parto, se denomina síndrome de Sheehan. Esta es una afección muy inusual.
Entre los factores de riesgo de un infarto de la hipófisis en personas no embarazadas sin un tumor se incluyen:
Un infarto de la hipófisis en estas situaciones es muy poco usual.
El infarto de la hipófisis generalmente tiene un corto período de síntomas (agudo), lo cual puede ser potencialmente mortal. Los síntomas a menudo incluyen:
Con menos frecuencia, la disfunción de la hipófisis puede aparecer de manera más lenta. Por ejemplo, en el síndrome de Sheehan, el primer síntoma puede ser una insuficiencia para producir leche, causada por una falta de la hormona prolactina.
Con el tiempo, se pueden presentar problemas con otras hormonas de la hipófisis, provocando síntomas de las siguientes afecciones:
En casos inusuales, cuando hay compromiso de la hipófisis posterior (la parte de atrás), los síntomas pueden incluir:
El proveedor de atención médica llevará a cabo un examen físico y hará preguntas acerca de los síntomas.
Los exámenes que se pueden ordenar incluyen:
Se llevarán cabo exámenes de sangre para verificar los niveles de:
El infarto agudo puede requerir cirugía para aliviar la presión sobre la hipófisis y mejorar los síntomas visuales. Los casos graves necesitan cirugía de emergencia. Si la visión no está afectada, la cirugía generalmente no es necesaria.
Se puede necesitar tratamiento inmediato con un reemplazo hormonal suprarrenal (glucocorticoides). Estas hormonas a menudo se administran a través de una vena (por IV). Otras hormonas se pueden reemplazar eventualmente, incluyendo:
El infarto agudo de la hipófisis puede ser mortal. El pronóstico es bueno para las personas con deficiencia crónica de la hipófisis que se diagnostica y recibe tratamiento.
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