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Leucomalacia periventricular

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Es un tipo de lesión cerebral que afecta a los bebés. La afección involucra la muerte de pequeñas zonas de tejido cerebral alrededor de las áreas llenas de líquido, llamadas ventrículos. El daño crea "orificios" en el cerebro. "Leuco" se refiere a la materia blanca del cerebro y "periventricular" se refiere a la zona alrededor de los ventrículos.

La LPV es mucho más común en bebés prematuros que en recién nacidos a término.

Se cree que una causa importante de esta afección son los cambios en el flujo sanguíneo al área alrededor de los ventrículos del cerebro, una zona frágil y propensa a las lesiones, especialmente antes de las 32 semanas de gestación.

Una infección para el momento del parto también puede jugar un papel como causa de la LPV. El riesgo de LPV es más alto para los bebés que son más prematuros o que están más enfermos al nacer.

Los bebés prematuros que presentan hemorragia intraventricular (HIV) también están en mayor riesgo de desarrollar esta afección.

Los exámenes empleados para diagnosticar la leucomalacia periventricular abarcan una ecografía y una resonancia magnética de la cabeza.

No existe tratamiento para la LPV. Se vigila cuidadosamente la actividad cardíaca, pulmonar, intestinal y renal de los bebés prematuros y se realiza tratamiento en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN). Esto ayuda a reducir el riesgo de desarrollo de LPV.

La LPV a menudo lleva a que se presenten problemas del desarrollo y del sistema nervioso en los bebés en crecimiento. Estos problemas con frecuencia ocurren durante el primero al segundo año de vida. Esta afección puede causar parálisis cerebral (PC), especialmente rigidez o aumento del tono muscular (espasticidad) en las piernas.

Los bebés con LPV están en riesgo de presentar problemas mayores del sistema nervioso. Estos probablemente incluirán los que comprometen movimientos como sentarse, gatear, caminar y mover los brazos. Estos bebés pueden necesitar fisioterapia. Los bebés extremadamente prematuros tienen más problemas con el aprendizaje que con el movimiento.

A un bebé a quien se le ha diagnosticado LPV debe ser vigilado por un pediatra del desarrollo o un neurólogo pediátrico. El niño debe visitar a su pediatra habitual para realizar exámenes programados.

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