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Malformación arteriovenosa cerebral

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Es una conexión anormal entre las arterias y las venas en el cerebro que por lo general se forma antes de nacer.

Se desconoce la causa de la malformación arteriovenosa (MAV) cerebral. Se presenta cuando las arterias en el cerebro se conectan directamente con las venas cercanas, sin tener los vasos normales (capilares) entre ellas.

Las MAV varían en tamaño y ubicación en el cerebro.

Una ruptura de una MAV ocurre debido a la presión y daño al tejido del vaso sanguíneo. Esto permite que la sangre se escape (hemorragia) hacia el cerebro o los tejidos circundantes y reduce la circulación al cerebro.

Las MAV cerebrales son poco frecuentes. Aunque la afección está presente al nacer, los síntomas pueden presentarse a cualquier edad. Las rupturas ocurren con más frecuencia en personas de 15 a 20 años. También pueden suceder posteriormente en la vida. Algunas personas con una MAV también tienen aneurismas cerebrales.

En aproximadamente la mitad de los pacientes con MAV, los primeros síntomas son los de un accidente cerebrovascular causado por el sangrado dentro del cerebro.

Los síntomas de una MAV que sangra son:

  • Confusión
  • Ruidos o zumbidos en el oído (también llamado tinnitus pulsátil)
  • Dolor de cabeza en una o más partes de la cabeza que se puede asemejar a la migraña
  • Problemas para caminar
  • Convulsiones

Síntomas debido a presión en una zona del cerebro incluyen:

  • Problemas de la vista      
  • Mareo
  • Debilidad muscular en cualquier parte del cuerpo o la cara
  • Entumecimiento en cualquier parte del cuerpo

Pruebas y exámenes

Su proveedor de atención médica realizará un examen físico. Se le preguntará sobre sus síntomas enfocándose en los problemas de su sistema nervioso. Las pruebas que pueden realizarse para diagnosticar el MAV incluyen:

  • Angiografía cerebral
  • Angiografía por tomografía computarizada (TC)
  • Resonancia magnética de la cabeza
  • Electroencefalografía (EEG)
  • Tomografía computarizada de la cabeza
  • Angiografía por resonancia magnética (ARM)

Encontrar el mejor tratamiento para una MAV que se detecta en un examen imagenológico, pero que no está causando ningún síntoma, puede ser difícil. Su proveedor analizará con usted:

  • El riesgo de que la MAV se abra (se rompa). Si esto sucede, puede haber daño cerebral permanente.
  • El riesgo de cualquier daño cerebral si le practican uno de los tratamientos quirúrgicos que aparecen en la lista de abajo.

Su proveedor conversará con usted sobre los diferentes factores que pueden incrementar el riesgo, por ejemplo:

  • Embarazos actuales o planeados
  • La apariencia de la MAV en los exámenes imagenológicos
  • Tamaño de la MAV
  • Su edad
  • Sus síntomas

El sangrado de una MAV es una emergencia. El objetivo del tratamiento consiste en prevenir futuras complicaciones controlando las convulsiones y el sangrado y, de ser posible, eliminando la MAV.

Hay tres tratamientos quirúrgicos disponibles. Algunos de estos se usan juntos.

La cirugía cerebral abierta elimina la conexión anormal. Esta se realiza a través de una abertura hecha en el cráneo.

Embolización (tratamiento endovascular):

  • Se pasa un catéter a través de una pequeña incisión en la ingle hasta una arteria y luego hasta los pequeños vasos sanguíneos en el cerebro donde está localizado el aneurisma.
  • Se inyecta una sustancia similar a la goma dentro de los vasos anormales para detener el flujo sanguíneo dentro de la MAV y reducir el riesgo de sangrado. Esta puede ser la primera opción para algunos tipos de MAV o si no se puede realizar la cirugía.

Radiocirugía estereotáctica:

  • La radiación se dirige directamente a la zona de la MAV. Esto causa cicatrización y reducción de la MAV y reduce el riesgo del sangrado.
  • Es particularmente útil para las pequeñas MAV profundas en el cerebro que son difíciles de extirpar por medio de cirugía.

De ser necesario, se recetan medicamentos para detener las convulsiones.

Algunas personas, cuyo primer síntoma es el sangrado cerebral excesivo morirá. Otras pueden presentar crisis epilépticas y problemas del cerebro y del sistema nervioso (neurológicos) permanentes. Las MAV que no causan síntomas cuando las personas están cerca o poco después de los 50 años de edad tienen mayor probabilidad de permanecer estables y presentan sintomas en pocas ocasiones.

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