La necrosis tubular aguda (NTA) es un trastorno renal que involucra daño a las células de los túbulos de los riñones, lo cual puede ocasionar insuficiencia renal aguda.
La NTA a menudo es causada por una falta de flujo sanguíneo y de oxígeno a los tejidos renales (isquemia de los riñones). También puede ocurrir si las células renales resultan dañadas por un tóxico o una sustancia dañina.
Las estructuras internas del riñón, particularmente los tejidos del túbulo renal, resultan dañados o destruidos. La NTA es uno de los cambios estructurales más comunes que pueden llevar a insuficiencia renal aguda.
La NTA es una causa común de insuficiencia renal en personas que están en el hospital. Los riesgos de la NTA incluyen:
La enfermedad hepática y el daño renal causado por la diabetes (nefropatía diabética) pueden hacer a una persona más propensa a desarrollar NTA.
La NTA también puede ser causada por:
Los síntomas pueden incluir cualquiera de los siguientes:
El proveedor de atención médica llevará a cabo un examen físico. Puede escuchar ruidos anormales al auscultar el corazón y los pulmones con un estetoscopio. Esto se debe a la presencia de demasiado líquido en el cuerpo.
Los exámenes que se pueden hacer incluyen:
En la mayoría de las personas, la NTA es reversible. El objetivo del tratamiento es prevenir las complicaciones potencialmente mortales de la insuficiencia renal aguda.
El tratamiento se centra en prevenir la acumulación de líquidos y desechos, mientras se permite que los riñones sanen.
El tratamiento puede incluir cualquiera de los siguientes:
La diálisis temporal puede eliminar el exceso de desechos y líquidos. Esto puede ayudar a aliviar los síntomas de manera que se sienta mejor. También puede facilitar el control de la insuficiencia renal. Es posible que la diálisis no sea necesaria para todas las personas, pero a menudo puede salvar la vida, en particular si el potasio se encuentra peligrosamente elevado.
La diálisis puede ser necesaria en los siguientes casos:
La NTA puede durar desde unos cuantos días hasta 6 semanas o más. Esto puede presentarse seguido de 1 o 2 días en los que se produce una cantidad de orina inusualmente grande a medida que los riñones se recuperan. La función renal a menudo vuelve a la normalidad, pero puede haber otros problemas o complicaciones serias.
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