La sudoración, la somnolencia y los temblores son algunos síntomas tempranos de una sobredosis de insulina. ¿Qué hay que hacer si aparece este cuadro clínico? La insulina es una hormona que juega un papel crucial en el control de la diabetes. Favorece a la absorción y el almacenamiento del azúcar o glucosa. Su administración inadecuada puede llevar a una sobredosis de insulina.
La hormona es producida por un grupo de células especializadas del páncreas. La misma puede ser sintetizada en laboratorios y empleada como medicamento inyectable en el manejo de la diabetes. Según estudios, esta enfermedad afecta a más de 285 millones de personas en todo el mundo.
El uso de esta hormona mejora la calidad de vida y aumenta la supervivencia de un gran número de personas. No obstante, la sobredosis de insulina es capaz de poner en peligro la vida y generar múltiples consecuencias.
En la mayoría de los casos, la dosis de administración de insulina varía en función del peso y la edad de la persona. Las cargas habituales en la terapia de mantenimiento insulínica de la diabetes oscilan entre 0,5 a 1,5 UI por kilogramo de peso al día.
Investigaciones sugieren que la pauta de uso de insulina puede ser según un régimen fisiológico o no fisiológico, siendo el primero el más utilizado, ya que busca reproducir la secreción propia de la hormona. Para ello, se utiliza una dosis de insulina en bolo y una dosis basal.
Es la dosis de insulina empleada para compensar los niveles de azúcar en sangre a lo largo del día. Esto, con el objetivo de mantener un aporte adecuado de azúcar a los diferentes órganos, sin alcanzar la hiperglucemia.
Por lo general, se emplea insulina de acción intermedia o prolongada para cubrir la carga basal. La cantidad será determinada por un médico especialista.
La insulina en bolo es aquella que se administra en relación a la ingesta de alimentos. De esta forma, el cuerpo tendrá la capacidad de lidiar con el azúcar que está ingresando al torrente sanguíneo, evitando las complicaciones de la hiperglucemia.
El diabético deberá mantener un control estricto de su nivel de glucemia previo a la ingesta de comidas. Además, debe considerar el tipo de comida, la cantidad de carbohidratos ingeridos y la actividad física a realizar posterior a la misma.
En la actualidad, existen varios tipos de insulinas disponibles en el mercado. Los profesionales deben considerar factores como la velocidad de liberación y la concentración de insulina al calcular las dosis.
La insulina en bolo puede llegar a la sangre en un periodo que varía de 15 minutos a 1 hora. La dosis basal es de liberación lenta y suele permanecer en el organismo por 24 horas o más.
Por su parte, existen insulinas con concentraciones de 100 UI por mililitro y otras formas que alcanzan las 500 UI por mililitro. Por lo que el margen de error está presente.
En cuanto a las vías de empleo, estudios destacan los siguientes sistemas de administración:
Para la mayoría de las personas diabéticas, el uso de insulina es una práctica diaria que no requiere gran destreza. Sin embargo, la misma no debe ser subestimada, ya que el exceso o el déficit de la terapia insulínica puede comprometer la vida del paciente.
Algunas de las causas de sobredosis de insulina son las siguientes:
En estos casos, el exceso de insulina en el organismo, también llamada hiperinsulinemia, acelera el metabolismo del azúcar. Por consiguiente, los niveles de glucemia se verán reducidos y el cuerpo entrará en un estado de hipoglucemia, dejando a los órganos vitales sin su suministro energético.
La sobredosis de insulina se manifiesta como un cuadro agudo de hipoglucemia. Los síntomas suelen instaurarse con rapidez y, en casos leves, incluyen los siguientes:
Por otro lado, existen casos de sobredosis denominados shocks de insulina, con una hipoglucemia muy grave que compromete la vida del paciente. Representan una emergencia médica e incluye las siguientes manifestaciones:
La principal consecuencia de la sobredosis de insulina es la hipoglucemia. Esta se asocia con un amplio abanico de complicaciones, siendo las más comunes el coma diabético y las convulsiones.
Se trata de una complicación grave de los pacientes diabéticos, caracterizada por una pérdida súbita de la conciencia. El coma diabético puede manifestarse tanto en pacientes con niveles bajos como elevados de azúcar en sangre. En el caso de la hipoglucemia, el compromiso del aporte energético cerebral es el causante del fenómeno.
Al igual que el coma diabético, las convulsiones son resultado del déficit de glucosa a nivel del sistema nervioso central. Investigaciones sugieren que este síntoma neuroglupénico aparece cuando los niveles de glucemia se ubican por debajo de 50 miligramos por decilitro (mg/dl). Además, puede acompañarse de trastornos de la conducta y dolor de cabeza.
Ante una sobredosis de insulina es posible aplicar ciertas recomendaciones para evitar la progresión del cuadro. Estas medidas dependen de la gravedad de los síntomas y mejoran el pronóstico de los pacientes. Ante un coma diabético o convulsiones en un paciente medicado con insulina, la actuación rápida es clave.
En primer lugar, la persona afectada debe evitar alarmarse y mantener la calma. La ansiedad y el pánico pueden exacerbar el cuadro clínico.
De igual forma, es crucial realizar un control de los niveles de azúcar en sangre. Si la glucemia está por debajo de 70 mg/dl hay una hipoglucemia confirmada.
En este caso, es recomendable que se ingiera algún alimento dulce o una bebida con alta carga de glucosa. Tal es el caso de una fruta, un caramelo, una gaseosa o un terrón de azúcar.
Además, es importante divisar cuál es la causa directa de la sobredosis. Si la persona se saltó alguna comida, entonces deberá comer lo antes posible.
No hay que olvidar medir el nivel de azúcar en sangre luego de 15 a 20 minutos de aplicar las medidas anteriores. En caso de que la glucemia continúe baja o los síntomas persistan, es fundamental buscar atención médica profesional.
Bajo ningún concepto se debe tratar de llevar algo a la boca de una persona inconsciente, ya que existe riesgo de asfixia. La medida primordial es acudir al centro médico más cercano.
El tratamiento médico se basa en la administración de solución de dextrosa por vía endovenosa. Además, en la mayoría de las personas también es necesaria la reposición de electrolitos. Una vez superado el cuadro de hipoglucemia, el paciente se mantendrá en observación médica hasta que se estabilice por completo.
La educación sobre el manejo de la diabetes es la medida más valiosa para evitar errores en la administración de la insulina. Algunos consejos que pueden ayudar a prevenir una sobredosis son los siguientes:
La insulina es una hormona con grandes beneficios para los pacientes diabéticos. Sin embargo, como cualquier otro medicamento, puede tener efectos adversos si no se emplea de forma adecuada.
Las personas que la usan deben cumplir a detalle las indicaciones médicas. La sobredosis de insulina es un estado inducido por la falta de conocimiento y es potencialmente fatal, por lo que no debe tomarse a la ligera.