La ecocardiografía fetal, también conocida como ecocardiograma fetal, se usa para crear una imagen del corazón del feto durante la gestación, mediante el empleo de ondas sonoras (el mismo principio de la ecografía prenatal habitual).
El ejercicio físico, no cabe ninguna duda, es beneficioso para la salud. Y es que el mantenernos en forma y evitar coger unos kilos de más disminuye nuestro riesgo de sufrir enfermedades muy graves y potencialmente mortales, caso de las patologías cardiovasculares y de numerosos tipos de cáncer. De hecho, y según muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Ciencias de la Salud Sunnybrook en Toronto (Canadá), la práctica de ejercicio físico es la medida más importante que pueden adoptar las pacientes diagnosticadas de cáncer de mama para sobrevivir a la enfermedad.
El dolor en los senos es un problema común en las mujeres jóvenes que aún están teniendo períodos también llamados ciclos menstruales. Es menos común en las mujeres de más edad. El dolor puede ser en un solo seno o en ambos. Puede aparecer y desaparecer cada mes o puede durar por varias semanas o inclusive meses.
El cáncer de mama o seno comienza en el tejido de los senos. La mayoría de los tumores que se forman en el tejido de los senos son benignos. Algunos tumores de los senos son cancerosos pero aún no se han expandido a otras partes del cuerpo. Este tipo de cáncer se llama "in situ" y casi siempre puede curarse con tratamiento. El tipo de cáncer de mama más grave es el invasivo; esto significa que los tumores cancerosos se han expandido a otras partes del cuerpo.
La menopausia es una etapa natural de la vida en la que desaparece la función de reproducción, no es una enfermedad. Muchas mujeres la viven de forma asintomática pero a otras les afecta a su calidad de vida. De hecho, en España alrededor de 2,6 millones de mujeres padecen síntomas relacionados con la menopausia como sofocos, insomnio, sequedad vaginal, relaciones sexuales dolorosas, sobrepeso, osteoporosis o molestias articulares.
Un estudio publicado el pasado mes de noviembre alertaba que el pesimismo era malo, muy malo para el corazón. Y lo que aún era peor, si cabe, es que el optimismo no parecía tener ningún efecto positivo sobre el riesgo de morbimortalidad cardiovascular. Es decir, tener una visión optimista de la vida no va a ayudar a protegernos frente a un infarto de miocardio o un ictus. Sin embargo, es muy posible que esto no sea así. O cuando menos, en el caso de la población femenina.