Pinzas artificiales manipulan tejido humano. Sellan vasos sanguíneos y acceden a cavidades de díficil acceso libres de cualquier temblor o alteración del pulso. Son más eficaces que nuestras manos y, sin embargo, no son más que la marioneta del cirujano. Quien las maneja mediante una consola quirúrgica situada en el mismo quirófano.
Las células madre pluripotentes (iPS) son aquellas con la capacidad de diferenciarse en cualquier tipo de célula del organismo, por lo que, cuando menos en teoría, pueden ser utilizadas para crear órganos y tejidos sanos con los que reemplazar a aquellos deteriorados por una lesión o enfermedad o, simplemente, por el paso de los años. Tal es así que las terapias con estas iPS podrían suponer el futuro de la medicina regenerativa, cuando no de la medicina en general. Además, parece que este futuro no parece demasiado lejano.
En los últimos años se han desarrollado diferentes tipos de nanopartículas muy prometedoras en la lucha contra el cáncer. Unas nanopartículas que, básicamente, ayudan al sistema inmune a reconocer a las células malignas o actúan como ‘vehículos de carga’ para transportar a los fármacos hasta los tumores. Pero, ¿qué pasaría si estas nanopartículas tuvieran la capacidad de destruir por mismas a las células cancerígenas? Y aún mejor, ¿y si lo pudieran hacer de forma totalmente autónoma? Pues que estaríamos hablando de ‘nanorrobots anticancerígenos’.
¡Cuidado! Los dispositivos médicos, incluidos los dispositivos electrónicos cardiovasculares implantables como los marcapasos o desfibriladores, pueden ser hackeados, como ocurre con el resto de los dispositivos electrónicos, como móviles, tablets u ordenadores. En un estudio publicado por Colegio Estadounidense de Cardiología en «Journal of the American College of Cardiology», advierte de este riesgo y propone algunas medidas para mejorar la ciberseguridad en estos dispositivos.
La andrología es la especialidad médica que estudia, explora e investiga la función sexual y la reproducción masculina. Podrían considerarse los ginecólogos de los hombres y, como tal, tratan patologías como la disfunción eréctil o la infertilidad.
Avances en urología posibilitaron opciones quirúrgicas menos agresivas y altamente favorables para los pacientes con tumores renales. Este tipo de cirugías disminuyen el impacto que la intervención provoca en los pacientes, lo que posibilita el retorno a sus actividades habituales en un corto plazo.